El verano llegó un año más,
con los vientos cálidos del sur
y con las brisas marinas del norte,
olor a comida en las terrazas
y sabor a cerveza en los labios.
La música suena por las calles,
las sonrisas relucen más aún,
el sol otorga esperanza
y el mar lo acompaña.
Tú viajabas al norte,
y yo iba hacia el sur.
¿Por qué entonces,
posaste tu atención en mí?
Aún recuerdo tu voz entre mil,
tus ojos siguiendo mi mirada,
tu sonrisa despreocupada,
el calor de la juventud.
En un mar de gente,
tú fuiste mi sol en la noche
el calor de un invierno
el limón de mi cerveza.
Creíamos que el verano no acabaría,
que de algún modo,
nuestra juventud no se extinguiría.
Septiembre fugitivo,
eterno agosto.
El calor dio paso al frío,
y las calles apagaron su música
pero yo siempre recordaré aquel verano,
porque cuando junio llega, también llegas tú.
Tú eres mi viento cálido,
mi brisa marina
y el mejor sabor que han tenido mis labios,
de aquel y de todos los veranos.