Despídete.
Súbete al coche,
pisa el acelerador
y alza tu mano al viento.
Acelera y no pares,
que los edificios desaparezcan,
que el paisaje cambie,
que la luz del día termine,
pero sigue acelerando.
Sigue,
continúa,
ondea la bandera blanca,
hoy tienes derecho a rendirte,
mañana tendrás derecho a enfadarte,
pasado tendrás derecho a llorar.
Y cuando el coche pare
y acabes en mitad del camino,
gritarás,
chillarás,
golpearás el capó
y dirás: ¡Me rindo!
Ondea tu bandera blanca
y ríndete con orgullo.
Solo los valientes se rinden
para resurgir más fuertes.
Solo los valientes se rinden
para luchar otro día.
Solo los valientes
admiten hoy la derrota.
Ondea tu bandera blanca
pero regresa,
vuelve,
te estaré esperando.