Me senté frente al mar. Las olas estaban demasiado calmadas, el viento apenas soplaba y no se veía ninguna nube en esa noche tan espléndida. La arena de la playa estaba templada y nadie amenazaba mi particular tranquilidad.
Así que decidí cambiar todo eso y comencé a alterar mi entorno. Usé mis poderes para dibujar la naturaleza a mi antojo. Creé olas de cinco metros, un viento atronador que lo cubrió todo bajo una tormenta de arena y de un cielo despejado apareció una tormenta terrible. Los elementos me cubrieron y danzaron a mi alrededor.
—Así está mejor.