Vuela alto,
vuela conmigo
y observa.
Aquella criatura tan frágil,
llamada ser humano
alzando su mano al cielo,
construyendo su imperio en la tierra.
Pilares de barro y fango,
adorando al sol y a las estrellas,
desde los desiertos más inhóspitos
hasta las cumbres más heladas.
Cuando la última luz del día desaparece,
aquellos pájaros sin alas
claman su deseo de volar,
mas la noche llega
y su imperio de fango
sobrevive un día más.
Vuela conmigo,
vuela alto,
abre tus alas al sol
y derriba tus pilares de barro.
Hagamos que nuestra sombra
permanezca para siempre
en este mundo mortecino.