Todo cambia
a tu alrededor
y te dices
que sigues siendo igual,
que tienes el mismo camino
andando con pies diferentes
y una mochila más grande.
No sé quién es más necio:
el que cierra los ojos
o el que nunca los ha abierto,
el que pisa la tierra
creyendo no dejar huella
o el que vive la vida
esperando la muerte.
Veo el dolor en tus ojos,
las dudas en tu rostro,
tu voz interior gritando,
tus músculos tensos,
pero te niegas al cambio
y sigues caminando
como hace décadas.
Te rendiste hace mucho tiempo
y ni siquiera lo sabes.