El bosque había convivido con su familia desde hacía generaciones. Desde que se perdía la memoria en el largo linaje de sus ancestros, aquellos imponentes árboles cuidaban de ellos y los protegían de numerosos peligros. En las frías noches norteñas, el bosque ofrecía un espectáculo maravilloso con su juego de sombras y los tímidos rayosSigue leyendo «Ocaso»