Imagina la montaña más alta que puedas. Imagina los picos nevados, con la blanca nieve reflejando la luz del sol, sumidos en un silencio que solo el viento helado es capaz de romper. Imagina la ladera de la gran montaña, cubriendo cientos de metros desde el cielo hasta la tierra, a lo largo y loSigue leyendo «La montaña»
Archivo de categoría: Relatos
Redención
El sabor de la sangre en la boca fue lo primero que sentí al recuperar la consciencia, seguido de una intensa luz de un foco que me cegaba sin descanso. No tuve tiempo de percatarme de dónde estaba cuando una intensa voz penetró hasta mi cerebro. —Sujeto 1, responde. ¿Sería yo ese sujeto? ¿Me hablabaSigue leyendo «Redención»
Presencia
Lo supe en aquel momento. Lo supe nada más arrancó tu coche, nada más desapareciste en él al final de la calle. Al igual que siempre ocurre con todo: cuando se te ocurre la respuesta más ingeniosa horas después, cuando te arrebatan algo que has dado por hecho durante años, cuando te acuerdas del nombreSigue leyendo «Presencia»
Dogma
No recuerdo el momento en que lo aceptamos todo como algo normal. No lo recuerdo. ¿Ha habido un momento así? ¿Es posible identificar el salto que dimos en algún punto concreto? ¿O es que parte de nuestra naturaleza más primitiva? Sabes de lo que hablo, pero quizás tengamos miedo a salir del dogma, a admitirSigue leyendo «Dogma»
La gasolinera
El sonido de las ruedas sobre el asfalto hizo que la mujer del mostrador levantara la vista del libro que estaba leyendo. En el exterior, un nuevo cliente se bajaba de su coche y entraba por la puerta de la gasolinera. —¿Tiene cargador para este móvil? —Allí está. Tercera estantería, justo antes de la ventana.Sigue leyendo «La gasolinera»
Statu quo
Era una sala pequeña rodeada de cristales tintados e iluminada por una sola lámpara que caía del techo. La estancia se componía de colores grises, un completo silencio salvo del ruido del extractor de aire y el humo de un puro a medio apagar en el borde de la mesa de metal. Los dos sujetosSigue leyendo «Statu quo»
Arroyo
El sol de aquel día era abrasador. Nada más salir del coche, una ráfaga de aire caliente me cubrió por completo y mi mano sufrió con el contacto de la puerta al cerrarla. Estaba cansado de autopistas, paisajes de cemento y olor a gasolina. Sin duda, mi destino no era el lugar en el queSigue leyendo «Arroyo»