Recuérdame,
cuando camines entre las brasas,
cuando corras entre la hierba
y el aire del desierto te queme
o la brisa del otoño te apacigüe.
Recuérdame,
en tu batalla más peligrosa,
y en la paz de tu victoria.
En tu sonrisa más sincera
y en tus lágrimas más inesperadas.
Levanta tu mirada,
frota tus ojos,
y despeja tu cabeza.
No me recuerdes más,
porque entre las brasas y la hierba,
entre el aire caliente y la brisa,
en batalla y en paz,
en tu sonrisa y en tus lágrimas,
yo nunca me fui de tu lado.
Me encantó. ¿nos seguimos?
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