El tren arranca,
entras en él,
silenciosa,
decidida,
distante.
Me conoces,
te conozco,
nos conocimos.
El presente y pasado
se mezclan
como aceite y agua.
Me miras,
te miro,
nos ignoramos.
Años de momentos,
años de sentimiento.
No queda más
que un gris vacío.
Fuimos capaces
de parar el tiempo,
de comernos el mundo,
de brillar más que el sol.
No fuimos
la mitad de nada,
fuimos un todo,
la cumbre,
el fin en sí mismo,
la perfección.
Mi vacío grís
desaparece por un momento,
esperando que nuestra mirada
se cruce en el vagón.
Soy un necio,
el cuento de hadas
ya terminó,
convertimos la perfección
en recuerdo.
El tren se detiene
y bajas,
corres,
huyes.
¿A quién intento engañar?
Soy yo
quien huye de ti.
No eres más que una desconocida
a la que nunca quise conocer.